martes, 18 de marzo de 2025

Estoy leyendo los cuentos de Onetti y de Germán Rozenmacher

Estoy leyendo lentamente cuentos de los dos, y son dos caras de la misma moneda, de alguna manera. Onetti va a piñón fijo, convencido locamente de lo que hace, y Rozenmacher es más dubitativo, más observador del mundo que lo rodea y atento de sus lectores, menos sabio, seguramente, como escritor, pero no por eso sin su intuición. Todavía voy por los primeros cuentos de ambos. El Onetti de sus primeros cuentos me agota rápidamente; de Rozenmacher me molestan cosas como dónde pone los adjetivos, pero la lectura es más ágil. 

viernes, 7 de febrero de 2025

Martín Caamaño: PÁLIDO REFLEJO

Me fascina esa capacidad inorgánica que tienen los posmos de buena cuna para enojarse de forma inorgánica, conscientemente injustificada, y descargar los frutos de su enfado sobre los hombros de quien tienen delante, sobre todo si están en una posición subalterna.

Uno de los personajes, cuando se entera de que ha muerto su padre, se enfada con la barba del doctor que se lo comunica. Después, tiene que controlar el fastidio ante los pésames que recibe. En otra historia, de otro autor, los empleados de una funeraria deben soportar los insultos de quien ha quedado huérfano por, básicamente, dirigirle la palabra. Y podría seguir con los ejemplos, si ahora mismo me acordara de más.

Los posmos gastamos pólvora en chimangos, diseminados y en franca expansión. Los escritores posmos lo saben, porque si hay algo que un posmo tiene es autoconsciencia, aparte de simulacros, texto, silencio, cartografías, piel, escritura y simulacros otra vez, por las dudas.