Me lo encontré en una librería de Valencia. Me costó un huevo, la verdad. En un par de horitas se lee, quizás menos. |
Una mujer, la mujer de un poeta, le cuenta a un interlocutor que el poeta es un farsante, y que ella es responsable de gran parte de su obra. A mí me hace acordar a Barton Fink, aunque dicen por ahí que debería hacerme acordar al mito de Orfeo. Quién soy yo para dudarlo.
Esta pequeña obra fue traducida y representada repetidas veces. Hay algunas cosas que subrayé, algunas que me gustaron y otras que no, pero no es éste el tipo de literatura que me gusta. Los personajes cuidadosamente imposibles es raro que me gusten, porque yo creo en lo que me lo creo. De todos modos, un libro más en italiano entre pecho y espalda, y eso siempre está bien.
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