Comprado en una casa de empeños. |
Societat
limitada es una novela de 2002, la primera de una trilogía
centrada en las miserias políticas y económicas que el huracán
pepero descargó sobre Valencia.
El año
2002 sucedió más de una década antes de que la unión de tres
partidos consiguiera desalojar del poder a la antigua Alianza
Popular. Eran épocas de travesía en el desierto, en que señalar
los casos puntuales de corrupción, las zonas erróneas
del partido de Fraga podía hacerlo a uno acreedor a una buena
trompada en toda la boca. Además del sambenito de antivalenciano por
parte de los que, recién ahora que se quedaron sin trabajo, han
descubierto ultramegaindignados que no era oro todo lo que relucía.
La banda sonora de la época, un barrejat de “Nadie me quitamis vacaciones en Castellón” y de “Por cuatro días locos”.
La
novela trata de una serie de personajes cuyas vidas van alejándose y
acercándose, imbricadas, aunque a veces no se conocen ni siquiera de
vistas u oídas. A saber y en orden alfabético: dirigentes
políticos, un empresario de la construcción, un periodista, una
prostituta. Cada uno planifica con y sin ayuda, algunas jugadas salen
bien, otras mal. El empresario quiere prestigio; la prostituta
venganza; el periodista reconciliación; los líderes políticos, de
acuerdo a su adscripción partidaria, relevancia o asegurar su poder.
FerranTorrent lo lleva de la mano a uno de esa forma tan particular que
sólo parecería que puede hacerlo un periodista que tiene muy claro
el tema sobre el cual se ha puesto a novelar. Y que pretende
demostrarlo sin tapujos, para que todo el mundo lo vea. Es un poco
como que le van diciendo a uno “¿Ves? Esto funciona así. Eso otro
funciona asá. Aquello otro, asullá”. Es en este sentido que el
narrador, a pesar de que enseña un panorama en el que nada es seguro
y que los planes se van al garete, es decir, en el que todo es
engañoso, sobre la marcha y cambiante, se preocupa también por
señalar, fundamentalmente mediante la acción en los momentos
culminantes, que hay otras cosas, las que tienen que ver con el
mantenimiento del poder y del status quo, que es mucho más
difícil que se modifiquen.
Los
forofos del partido fundado por siete ministros de Franco no pueden
más que odiar a Ferran Torrent. A mí me gusta bastante. He leído,
ya, un buen puñado de sus libros. Me encantan esos personajes y
situaciones valencianísimos que crea y que uno no puede más que
creérselos a pies juntillas. Y que no tienen nada que ver con las
intrusiones demasiado didácticas del narrador, intrusiones que no
son jugueteos narrativos sino pragmatismo. Y ¿por qué no? quizás
un toque de meninfotisme, que la parida antropológica siempre
queda bien.
La verdad es que estaba desesperadito por leer esta novela. No sé si se debe juzgar a los libros por la cubierta, pero yo sí que los juzgo por su título, y hay títulos que lo impulsan a uno a leer el libro, antes o más tarde, pero a leerlo. En dos
días me metí entre pecho y espalda Societat limitada. Dos
días en que no lavé ni ropa ni platos, dicho sea de paso…
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