Comprado en una librería cercana a la Facultat de Filologia de la UV. |
Ada Colau, a día de hoy, es alcaldesa de Barcelona, pero tiene un larguísimo historial como activista de DDHH. Además, ha realizado estudios de filosofía que no ha podido acabar por cuestiones económicas, con un expediente académico notable pero truncado, como el de tantos hijos alejados del privilegio.
El ensayo tiene todo lo que puede desear alguien que se inicia en el activismo, o que ya lleva un tiempo en éste y quiere sistematizar un poco su pensamiento político. A despecho de cosas como que falte un índice, por ejemplo (El horror económico tampoco lo tiene, y por no tener ni siquiera tienen títulos sus distintas secciones), sus 96 páginas son un dechado de síntesis y de no dejarse cosas en el tintero. Está escrito desde el presente y la cercanía, y tampoco se va por las ramas. Como si respetara las tres unidades aristotélicas pensando global y actuando local.
Frente al clasismo desfachatado intelectualmente de inFélix de Azúa, la lucidez de un campesino (Freire, Paulo. La educación como práctica de la libertad, p. 104). |
A despecho de su antigua pertenencia al grupo de "los novísimos", así las gasta el hombre, pues, haciendo funcionar un criterio viejísimo hasta lo viejuno para ponderar las personas, el de sus titulaciones. No lo que saben o lo que han hecho, por supuesto, que eso iguala. Y es por eso que la cosa no quedó ahí, porque inmediatamente después el tipo largó muy suelto de cuerpo un "¿Qué entenderá por misoginia Ada Colau, que apenas tiene estudios?". Esta inimputabilidad de facto de determinados capitostes que, en definitiva, pueden hacer lo que quieren sin jamás sufrir ningún contratiempo, está bastante bien analizado en La desfachatez intelectual, un ensayo de lectura indispensable.
Todo parece indicar que si no son de esta calaña difícil que los contraten en la RAE. Si no me creen, pregunten a Pérez-Reverte, a Gregorio Caja, a Vargas Llosa o Javier Marías para evacuar dudas...
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