lunes, 31 de julio de 2017

Manel Marí: NO PAS JO y EL TÀLEM

Mi... tessssssoroooo...

UNO Manel Marí es un poeta y guionista ibicenco que vive en Valencia desde hace unos años, ya. De su obra leí primero No pas jo y, al poco tiempo, El tàlem. Ambos poemarios ganaron sendos premios de poesía en Mallorca, y fueron editados por Moll. El primero cuenta con un interesante prólogo de Pere Rosselló Bover.

Tengo en casa Tavernàries, que todavía no empecé a leer porque estoy esperando para ello a dejar de rumiar estos dos poemarios. A ver si con esto que estoy escribiendo exorcizo un poco las meditaciones.

Vale la pena escucharlo recitar a Manel Marí. Recita tan bien que, a veces, te olvidás de preocuparte de entender de qué está hablando mientras recita. Es un problema, y seguramente es el típico elogio bienintencionado que un poeta odia que le dediquen, pero es lo que hay. Pero en fin, de todos modos yo suelo ser de esa clase de personas que necesita que le repitan las cosas.

DOS A No pas jo le puse varios pósits y subrayé algunas cosas (subrayados de por dónde van los tiros, generalmente). En El tàlem puse menos pòsits, pero subrayé bastante más.

Hay una preocupación que atraviesa estos dos poemarios que me llevó a preguntarme por qué sentía que ambos eran como dos partes de un mismo libro. El tratamiento no es el mismo, lo explícito de las referencias, tampoco.

Mis lecturas filosóficas son escasas y nada sistemáticas. Creo que detecto bastante bien a Nietzsche, pero la realidad es que leo a Nietzsche hasta en la sopa (como mínimo en la de letras). Hay mucho Nietzsche en No pas jo, en el primer verso se pelea ya con Platón (Sortir de la caverna a espentes, o sea, Salir de la caverna a empujones), y de ahí para adelante.

Pere Rosselló señala la importancia que tiene la luz en los poemas de Manel Marí. Efectivamente, la luz es un símbolo de la sumisión aborrecida, de la mentira. Hasta tal punto lo es, que el poeta se niega a despertarse si les finestres no improvisen un encant, un encert, la gresca de romper-li la cara al dia (si las ventanas no improvisan un encanto, un acierto, la gresca de romperle la cara al día). ¿Verdad que hay mucha ambivalencia en esta frase? Hay alegría feroz, como la que sentía Zaratustra mientras le pegaba a ahora mismo no me acuerdo a quién, mientras reía. Hay optimismo, también, o mejor dicho una exigencia de optimismo, pero también una desesperanza, porque si hay algo que le queda claro a uno leyendo a Marí es su nula confianza en los vecinos, y que son justamente los que deberían abrir a lo bestia esas ventanas.

Si en No pas jo la luz adopta múltiples formas del sometimiento y la desesperanza, en El tàlem parece haberse reconcentrado en la imagen de las farolas nocturnas:


Repenjats als fanals, espectres bròfecs
exhibeixen les brànquies, els seus cossos de cera
des d'austeres tribunes de dogma pendular.



(Apoyados en a las farolas, espectros ásperos/exhiben las branquias, sus cuerpos de cera/, desde austeras tribunas de dogma pendular.);

[...] i un reflex emfesèmic que entreté les ullades
al simulacre d'astres d'un fanal.
([...] y un reflejo enfisémico que ¿retiene? las ¿miradas? al simulacro de astros de una farola.);


El teixit dels fanals, la metàstasi urbana...
estaques d'inclemència fan un tancó al carrer [...] 
(El tejido de las farolas, la metástasis urbana.../estacas de inclemencia taponan la calle [...]);


Al rovell dels fanals de l'enllumenat públic
cal que albirem el punt d'opacitat
que té el carrer de nit.
(En la herrumbre de las farolas del alumbrado público/hay que columbrar el punto de opacidad/que tiene la calle de noche.) y, finalmente,


Malgrat tots els costums i un hàbit quasi afable,
no em penso que els fanals reflectits als tolls d'oli
em desterrin dels ulls de la memòria
aquella lentitud dels fars fressant a l'aigua
mil llengües de mercuri.


(A pesar de todas las costumbres y un hábito casi afable,/no pienso que las farolas reflejadas en los charcos de aceite/me destierren de los ojos de la memoria/aquella lentitud de los faros ¿marcando? en el agua/mil lenguas de mercurio.).

La luz, pues, ha perdido la potencia enceguecedora del astro rey, pero se ha reconcentrado en omnipresentes asquerosidades depredadoras. Y es que, presumiblemente rodeada de humedad y de bichos, la luz, simulacre d'astres (simulacro de astros), avanza sobre la oscuridad nocturna. Como quien no quiere dejar ningún resquicio al escape.

TRES Hay un tono profético, una especie de plural mayestático en tanto grupal que aparece y reaparece en No pas jo y que, en El tàlem, ha dejado paso a una voz más individual y en red, ligada a actores que se intuyen más de carne y hueso, menos ideales.

Profético es cuando el interlocutor es un
Vosaltres, vestals al servatge
d'aquesta puresa sublim [...]
(Vosotros, vestales al servicio de esta pureza sublime [...]); grupal, además de profético, cuando señala que
Podríem rescatar la ira:
potser qui plega els braços desa
l'eix del coltell a les aixelles.
(Podríamos rescatar la ira:/quizás quien pliega los brazos guarda/el eje del cuchillo en las axilas.), o cuando afirma que
Tot ho suportarem descalços,
les pedres virginals que nafren,
els vidres esberlats, suant
en deixar caure les clepsidres...

(Todo lo soportaremos descalzos,/las piedras virginales que hieren,/los vidrios partidos, sudando/al dejar caer las clepsidras...).

En El tàlem el tono profético se mantiene, pero la individualidad y el interlocutor pareciera que se reconcentran, más entrelazados:
Si haguessis vist la tarda despullant les acàcies
a la plaça del parc de qualsevol tardor
potser ja ho comprendries,
que t'he anat estimant només a mitges.

(Si hubieses visto la tarde desnudando las acacias/en la plaza del parque de cualquier otoño/quizás ya lo comprenderías,/que te he ido queriendo solamente a medias.);
No donaré al teu pit
l'exili maternal de la besada dolça,
del mossec infantil que sap que et necessita,
ni acolliré el servatge d'amagar-me les urpes,
d'amagar la insurgència per tanta tirania.


(No daré a tu pecho/el exilio maternal del beso dulce,/el mordisco infantil que sabe que te necesita,/ni acogeré la servidumbre de guardarme las garras,/de esconder la insurgencia por tanta tiranía.).

CUATRO El tàlem se estructura en tres secciones que se me antojan cuidadosas de su coherencia interna.


  • Si tengo que resumir las Cinc marines de la primera parte, elijo "Descriptivo" e "Impersonal". Efectivamente, los cinco poemas presentan un contexto desgarrado, firmemente descompuesto, y en el que no aparece el yo en ningún lado, ni reivindicándose ni interactuando con otros.


Demostración:
Sobre el ciment, el toll que abeura insectes,
la ressaca que amb prou feines si hi sura,
els plàstics afaitats per la intempèrie
i els hams abandonats,
buits, com pertoca.


(Sobre el cemento, el ¿charco? que abreva insectos,/la resaca que a duras penas flota/los plásticos afeitados por la intemperie/y los anzuelos abandonados,/vacíos, como corresponde.)


  • Los nueve poemas de Atributs del suburbi se me resumía en cada poema con un "Nosotros" que, hilando más fino, era un "yo" + "ustedes/vosotros" en tanto "los míos" o "los otros".


Marí construye un "yo + vos/tú (o los míos)" con
No som pas tan proscrits: som el que a penes
ens permet el carrer mentre desperta 
(No somos tan proscritos: somos lo que apenas/nos permite la calle mientras despierta), con
[...] un coratge infantil ens empaita a recórrer
galeries calcàries, nínxols oberts, [...] 
(un coraje infantil nos ¿empuja? a recorrer/galerías calcáreas, nichos abiertos).

El "yo + los otros", es decir, un yo enfrentado a los otros, algunas veces comunicándose con ellos, un "nosotros" entre comillas, lo construye a partir de
Dels temples en desús no em quedo pas el vostre
i ja no sou ningú per a retreure-m'ho,
heu perdut tota força amb les inércies [...]
(De los templos en desuso no me quedo con el vuestro/y ya no sois nadie para reprochármelo,/habéis perdido toda fuerza con las inercias), pero también a partir de sus consecuencias, de los contextos urbanos y sagrados que han dejado los otros.


  • El tàlem, de 20 poemas y una fragmento de Confessions of an English Opium Eater traducida al catalán y obviada en el índice, centra su mirada en una ciudad en pugna con un "Nosotros" que no siempre queda claro que sea un "tú y yo" o un "los míos y yo":

i nosaltres cercant-nos dins aquesta trinxera
de les finestres mudes, carrers desproveïts
i una immensa revolta vers el cau
que apaga els crits de fam del pit cru de la mare
i devora el nou ordi que ens durà al neu bateig,
que ens tornarà a dir els noms, pero aquest cop els nostres.



(y nosotros buscándonos dentro de esta trinchera
de las ventanas mudas, calles desprovistas
y una inmensa revuelta contra la ¿guarida?
que apaga los gritos de hambre del pecho crudo de la madre
y devora ¿la nueva cebada? que nos llevará al nuevo bautismo,
que nos volverá a decir los nombres, pero esta vez los nuestros.)

CINCO Lectura exigente, la de Manel Marí. Tuve que andarme con las antenas bien paradas con mi triste Mitjà a cuestas. Algo me dice que cuando lea Tavernàries el tono cambiará no poco, pero tendré que ver.

Poesía sofocante la de Marí, de alegoría impiadosa y que nunca parece que se le escape de la mano.