Lo habré comprado en una casa de empeños. |
Los Cuentos de amor de locura y de muerte (cuyo título todos sabemos que debe escribirse sin comas) es, posiblemente, el libro que más me ha gustado de entre los que escribió el autor uruguayo. Como prácticamente todo lo que leí de su obra, la primera vez que lo hice era, como mucho, un adolescente. Los Cuentos de la selva para niños me los habían hecho leer durante la primaria, y a partir de ahí el horizonte fue la frontera.
Cuentos de la selva para niños comparte destino con la extraña pero extrañamente entrañable antología estellesiana La vida contada a un nen del veïnat: sus atroces e implacables historias son cualquier cosa menos recomendas para impresionables almitas infantiles. Aunque, si nos ponemos profundos + transcendentes, son una loctura de lo más recomendable, por supuesto.
PD in media res) ¿Qué carajo habrá pasado con mi Cuentos de la selva para niños de Losada que conservaba desde que era niño, primorosamente encuadernado por mí mismo después de que, como corresponde, las tapas de Losada de esa edición se hicieran mierda? Juraba que lo tenía en mi biblioteca, pero lo que me encontré fue un aséptico ejemplar de Seix Barral de los de la firmita dorada, de los que suelo encontrarme en rastros y casas de empeño. Creo que creo que recuerdo que recuerdo que se lo regalé a alguien hace algún tiempo. Pero andá a saber.
Si no recuerdo mal, Losada se había puesto las pilas con el Cuentos de amor... que leí hace tantos años: buenas tapas, buena encuadernación, buen papel, paratexto gratificante. ¿Qué más pedir? Pero ahora andá a saber dónde fue a parar ese librito. Creo que era de un familiar y le fue devuelto, pero andá a saber.
Es en este libro en que Quiroga publicó "La gallina degollada". O sea, imaginate. También es acá donde aparecen "El almohadón de plumas", "A la deriva" o "La insolación". Hay historias menos memorables (el mismo Quiroga se sacó de encima varios cuentos en ediciones posteriores), pero el conjunto se sostiene por estos pilares, y es demoledor.
Quien quiera descubrir cómo se construye un cuento perfecto partiendo de una premisa absurda, casi ridícula, pero que lo absurdo y lo ridículo acabe sin importar tres carajos, que lea "El almohadón de plumas". Si hay algo inverosímil, si hay un cuento en el que el autor retuerce lo que puede y no puede hacer un grupo de personajes, es en "El almohadón de plumas". Es una historia imposible, mucho más imposible que todo lo fantástico, pero Quiroga te lleva de la mano y las preguntas uno se las hace después, bastante después. Y si se las hace durante, importan poco.
Hay que leerlo a Quiroga. Y seguir leyéndolo.
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