sábado, 30 de diciembre de 2017

Ana Frank: DIARIO DE ANA FRANK

Me lo compré en
un mercadillo solidario
de la EOI de València.
Creo que leí el Diario de Ana Frank, por primera vez, cuando tenía veintipoquísimos años. Era una edición bastante vieja, que no conservo actualmente, y que ya en ese momento había perdido las tapas. Yo la había arreglado con ganchitos y cinta adhesiva.

En algún momento me enteré o intuí que la mía era una versión censurada e incompleta, y me deshice de ella. Quizás fue antes de venirme para España. Me recuerdo a mí mismo llevándomelo a una estación de servicio en la que trabajaba en horario nocturno cuando estaba recién casado. Recuerdo a dos empleados de la estación de servicio que juzgaron negativamente mis lecturas: uno, porque leyera en horario de trabajo; el otro, porque leyera ese preciso libro, y creo que no era por antisemitismo (el tipo andaba medio obsesionado por la literatura y filosofía maldita en esa época), pero andá a saber (el tipo era argentino).

El otro día me crucé con esta versión adaptada, de Penguin Readers, para estudiantes intermedios de inglés. Me la compré y la leí en unos días. Un compañero de la EOI, cuando se lo enseñé, me comentó algo así como que cuánta polémica hubo con este libro, y yo le contesté que sí, que los neonazis dudaban de su contenido, y la gente decente no. Así de diplomático me he vuelto últimamente.

Mi hija trabajó sobre este libro hace unos días, en la escuela. Fue una casualidad volver a cruzármelo.

Cada vez que leo este libro me asalta un sentimiento de duelo reciente. Una mezcla de sentimientos que se impugnan entre ellos. Un duelo.

Conseguidos aquí y allá.
En casa tengo tres versiones más: en castellano, italiano y catalán. Las ediciones en italiano y en catalán prometen ser completas y actualizadas, pero habrá que ver si son de antes o de después de que aparecieran los últimos fragmentos. Creo que volveré a dejar pasar bastante tiempo antes de volver a leer este libro. Me deja echo polvo.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Alessandro Baricco: SENZA SANGUE

Lo compré en una librería.
Dos ancianos vuelven a encontrarse por segunda vez en sus vidas. La primera vez, hundida en la noche de la guerra, fue cuando el hombre descubre a la mujer, siendo ésta una niña, escondida en la casa en la que acababan de ser asesinados su padre y su hermano. El hombre no avisa a sus camaradas, y la niña se salva. España, recién acabada la Guerra Civil, tiempo de represalias.

A partir de esta premisa, de este afortunadísimo golpe de suerte de la protagonista (lo normal hubiera sido que la violaran entre todos, después la torturaran y después la asesinaran, que es lo que habitualmente hacían las bandas que conformaban lo que actualmente es el Partido Popular), es que se construye una historia vertebrada en el diálogo de estos personajes junto a las medidas, dirigidas enunciaciones del narrador, siempre poniendo el ojo en la memoria, en el testimonio, en el testigo.

Yo no estudié a Giorgio Agamben, pero algo sé de por dónde van sus tiros, porque algunos fragmentos de su obra sí que leí, mientras cursaba un posgrado. Parece bastante claro que a Senza sangue hay que barajarlo con Agamben y ver qué sale de todo eso. También, con el David Becerra Mayor de La novela de la no-ideología y, seguramente, el de La guerra civil como moda literaria (que todavía no leí).

Los protagonistas son dos actores y dos testigos, su testimonio tiene toda la verdad y toda la duda, y el narrador nos lo va señalando todo el tiempo, tanto a partir del accionar de sus personajes principales como cuando describe el entorno. Todo es materia de testimonio en Senza sangue, y si eso no se lo tiene claro mientras se lee la novela, no parece que se pueda ser consciente de su funcionamiento.

Baricco, con sus pinceladas maestras, consigue que nos apiademos de forma infinita de un verdugo fascista. Nos cuenta cosas como que el viejo tenía el cuello mal afeitado, como todos los viejos del mundo, o que llora sin taparse la cara. Esas cosas funcionan. Nos apiadamos del fascista que, para más inri, y disculpen el más que previsible spoiler, al final se queda con la chica. Y sí, es una forma no tan buena como cualquier otra de mostrar que "el Franquismo ensucia todo lo que toca. Incluso, en algunos tristes casos, a sus víctimas más directas".

Me gusta cómo escribe Baricco, y leo sus libros con bastante premura. Eso es indiscutible. Pero este libro, tan bellamente escrito, también es repugnante.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Louise Fatio: ¿DÓNDE ESTÁ EL LEÓN FELIZ?

El quinto de la serie, el único que he leído.
Poquitos libros conservo de cuando era chico, pero éste aún lo tengo conmigo. Lo editó Kapelusz en 1975, lo leí decenas de veces, después lo leyó mi hijo, ahora mi hija, primero lo personalicé yo con dibujitos y rayones y ahora mi hija, bolígrafos y lápices sobre el papel grueso y quebradizo.

La autora escribió un montón de libritos de esta serie. Seguramente acabaré haciéndome con ejemplares en inglés, porque todo suma y más si nos ponemos nostálgicos. Yo sólo leí éste, aunque creo que alguna vez me crucé con El león feliz así, a secas, pero ya era demasiado grande para pedir que me lo compraran.

El león feliz vive en el zoológico y es amigo de Francisco, el hijo del guardián, quien se ha ido lejos a estudiar internado. El león feliz lo extraña tanto, está tan triste, que decide escaparse e ir a buscarlo. Obviamente la decisión no es del agrado de todos, mucho menos de los distintos personajes con los que va cruzándose por el camino. Pero la realidad es que el león feliz es más manso y amable que mi gatito, que cuando juega saca las uñas.

Y por si todo esto fuera poco, las ilustraciones te iluminan, te asustan, te hace sentir frío o calor, te sumergen en un tiempo otro que te enganchan de una vez y para siempre.


viernes, 8 de diciembre de 2017

Martin Heidegger: CARTA SOBRE EL HUMANISMO

Ni idea de cómo lo conseguí
ni de cómo me desprendí de él.
Lo vi pequeñito, escuálido,
y pensé que podría con él.
No fue así.
Nota mental: no juzgar
a los libros no sólo por la portada,
tampoco por su tamaño.




Me recuerdo a mí mismo leyendo este libro, que ya no conservo, rodeado de maestros que conversaban feliz y ruidosamente. Es la mejor coartada que tengo para justificar que, sencillamente, no me enteré de nada de lo que estaba leyendo cuando me lo leí de una o dos sentadas.

Pero qué asquito...

sábado, 2 de diciembre de 2017

Massimo Carlotto: NIENTE, PIÙ NIENTE AL MONDO. MONOLOGO PER UN DELITO

Me lo compré en una
librería cercana a la EOI.
Massimo Carlotto es, por lo que me han contado, un escritor italiano muy reconocido. Esta nouvelle (en realidad, un monólogo teatral sin acotaciones) es la única obra de él que he leído.

La voz narrativa está prácticamente monopolizada por la protagonista, una madre de familia del norte de Italia que acaba asesinando a su propia hija, a quien le cede durante unas páginas la voz a partir de la lectura que hace de su diario.

Es claramente un texto teatral, YouTube da testimonio de ello. Está redactado para que una actriz de lo mejor de sí sobre un escenario, y no tengo ningún motivo para dudar de que, como espectador, este texto podría funcionarme.

A mí, si me preguntan, me parece un ejercicio de estilo. Está redactado a la manera que lo hacían los escritores con inquietudes sociales de los '60 y '70. Realismo sucio, naturalismo, un pelín de determinismo que se nos escapa. Hace un rato estaba buscando entre los cuentos de Héctor Lastra, porque estaba convencido de que había uno con el que podía compararlo, pero no pude encontrarlo. A lo mejor voy a tener que buscar entre los de Abelardo Castillo (y, si no encuentro el que busco, tendré que desistir).

La protagonista, casada y con una única hija, cuenta sus penurias económicas, su pésima relación con su hija, su frustrante relación con su marido, se emborracha, mata a la hija. El lector primero se apiada de ella; después descubre que, además de pobre es xenófoba, como no podía ser de otra manera, entonces ya siente asco; después vuelve a sentir pena, después asco, después horror, después asco o pena, y así. Todo está ahí para quien quiera verlo, expuesto.

Hacia la hija uno no puede más que sentir una compasión infinita. Hay por ahí algún detallín que nos pone alerta, que determina que seguirá tarde o temprano, quizás a su manera, los pasos de su madre, como no podía ser de otra manera, pero no tiene la oportunidad de terminar de hundirse.

Por lo que me han contado, no es sorprendente que los escritores italianos contemporáneos publiquen obras remedando maneras de los '70. Yo no puedo dar fe de ello ni de lo contrario, porque hasta hace nada, que descubrí a Baricco, lo único que había leído fatto in Italia era a Dante y a Emilio Salgari (apenas leí algunas páginas de ficción de Eco).