sábado, 28 de abril de 2018

Rimas de Bécquer

Me lo encontré
en una casa de empeños.
Costaba 60 centavos.
Las Rimas empiezan con hojas en las tormentas y con contemplaciones de los abismos, entonces da un poco de miedo seguir leyendo, pero en seguida el poeta parece que aludiendo a esas tormentas y abismos estuviera desembarazándose de viejos ropajes. Y es de agradecer, además de ser la clave, seguramente, por la que las Rimas están a otro nivel.

Al final termina uno admirando a Bécquer, leyendo su poemario. Al Bécquer poeta, quiero decir, aquél que supo tan bien ir encajando poemas hasta construir una sólida biografía de sí mismo en tanto tipo que crece y cambia perdiéndolo todo en el camino. Varias veces me descubrí a mí mismo diciendo que sí con la cabeza, musitándole a Bécquer que sí, que sí que sabías componer maravillosamente bien un poemario, hacer que las piezas encajen.

¿Lo que dice? Y, a veces estás de acuerdo, a veces no. Lo que comenta Cano, en fin...

sábado, 21 de abril de 2018

Federico García Lorca: ROMANCERO GITANO

Hace unos días me compré, en una casa de empeños, una aviejada edición mexicana del Romancero gitano y de Poeta en Nueva York, con la "Oda a Salvador Dalí" intercalada.

En Argentina, creo, tuve dos veces el Romancero gitano. Una, en fotocopias, la otra de Losada. Ahora tengo en casa una de Losada diferente a la que tenía en Buenos Aires. La edición, de la imprenta que tenía mi abuelo en Colegiales. Después vendida en una librería de Madrid, según se intuye de una estampillita pegada en las últimas páginas. Finalmente, a mis manos que llegó, no recuerdo cómo.

Ya leí varias veces este poemario. Siempre cautivador y sorprendente, siempre haciendo que me reconcilie un poquito con mi mala memoria que permite que vuelvan a impactarme como primeras veces las animaladas sublimes que García Lorca escribía.

Cervantes virtual tiene una versión en línea de este libro, cuyos derechos de autor expiraron antes de lo que deberían por obra y gracia de los que, posteriormente, fundaron el Partido Popular.

Me da bastante pudor ponerme a repetir como lorito lo que he ido aprendiendo porque alguien me lo enseñó acerca de la poesía de Lorca. Básicamente, hay que estar atentos al color verde y a la luna. A todo símbolo fálico, a cualquier fluido corporal no del todo asqueroso. "Verde que te quiero verde" lo conocen hasta los perros, y a todos les gusta. Lo he escuchado mientras lo cantaban de forma gozosa, porque "verde que te quiero verde" es inspirador y evocativo, porque el verde recuerda la vida, su nacimiento y su pujanza, y porque está metido ahí en el medio el amor, la querencia. Pero el verde, según me han contado y yo me lo creo, es la muerte avanzando sobre un cuerpo que se va pudriendo en el fondo de un aljibe, apenas sostenido por el agua quieta y que la madrugada congela en parte. Y la muerte, espolvoreándolo todo bajo una capa de virutas de estaño, que lo extraña todo. 

Calculo yo que al Romancero gitano hay que leerlo regularmente, cumplir un ritual vital, buscar un ritmo propio que dure algunos años, y dejar de leerlo cuando uno ya esté viejito. Ahora y en la hora e mi muerte, básicamente.

domingo, 1 de abril de 2018

Jennifer Bassett: THE PHANTOM OF THE OPERA

Un compi de trabajo me lo dio.
Nunca leí El fantasma de la ópera hasta que me crucé con esta versión adaptada. Para mí, el fantasma de la ópera es un tipo más feo que pegarle a la madre, con una máscara como las venecianas y que toca la Tocata y Fuga en re menor de Bach. Tengo malas experiencias con la novela gótica, en el sentido de que Drácula me parece terriblemente mala (convengamos que después de alimentar un climax durante un viaje que dura setenta y cinco mil páginas, la forma que se ventilan a Drácula, como que no...) y que Frankenstein, en fin, dejémoslo estar.

Andá a saber qué tal estará leerse una versión completa de esta novela. Pero mi versión de Oxford Bookworms Library, para qué, está muy bien. Las cosas que pasan y los escenarios me parecen el no va más de las resonancias simbólicas. Una casa en el medio de un lago debajo de un teatro. Ríos pintados en las paredes que serpentean y se ríen de los personajes mientras los matan lentamente. Wow. Esas cosas pegan cosa mala.

Mi librito es un Stage 1, amarillito, bien for dummies hipotéticamente. Pero está plagado de frases en pasado y de preguntas que exprimen a conciencia su repertorio de 400 palabras. O sea, si acabás de aprobar hace unos meses un triste A2 de inglés, como es mi caso, te vas a cruzar con infinidad de frases que en la puta vida las hubieras escrito como Jennifer Basset lo hizo.

La verdad es que he quedado bastante desesperado por meterme entre pecho y espalda una versión completa de esta novela...