lunes, 28 de abril de 2025

Releyendo Quarto de despejo, de Carolina Maria de Jesús

Me lo trajeron de Brasil.

Hace un tiempo empecé a estudiar portugués, y Quarto de despejo es el primer libro en ese idioma que he leído. Me lo trajeron de Brasil hace unos meses, y le tenía ganas. Es la segunda vez que lo leo, aunque quizás lo haya leído tres veces (dos en español, en la edición argentina).

Tengo prestada mi traducción al español, pero cuando me lo devuelvan seguramente voy a comparar alguna cosa con otra.

Carolina Maria de Jesus, nacida en 1914, era una mujer negra y madre soltera de tres hijos, que vivía en una favela. Escribía un diario, entre otras cosas, que acabó siendo publicado en 1960. Se vendieron cientos de miles de ejemplares de su libro, en varios idiomas, y parece ser que casi todo el dinero se lo quedaron los hijos de puta de los editores, que son los mismos que señalan con el dedo a quien comete el pecado mortal de autopublicar en Amazon o en otro lugar, los hijos de puta.

La autora, como Emilio Salgari y tantos otros escritores, murió prácticamente en la indigencia después de llenar de oro a sus editores.

El diario de Carolina Maria de Jesus te deja sin aliento. Es repetitivo como la vida de quien tiene que levantarse todos los días antes del alba para ir a buscar agua pisando barro. Es luminoso cuando la belleza arrebata la pluma de la autora. 

Hay cosas que uno las lee una vez y se quedan para siempre. Que el hambre es amarillo, que su hija Vera llora cuando no tiene zapatos. Es un libro imprescindible.